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Más de un cuarto de siglo después de que Robin Williams interpretara a John Keating en El club de los poetas muertos, su personaje sigue siendo el prototipo de profesor que todos hemos querido tener: inspirador, inconformista, transgresor y divertido. Junto a él, el maestro Yoda de la saga de la Guerra de las Galaxias o el señor Miyagi de Karate Kid, forman una tríada de personajes de maestros que marcaron a toda una generación con sus enseñanzas desde la gran pantalla. Pero, ¿por qué han tenido tanto impacto?

¿Es posible extraer algo de su esencia para conseguir, por ejemplo, un programa de formación online realmente eficaz para nuestra organización?

Los contenidos formativos impartidos a través del moderno concepto de web serie interactiva se hilvanan en una estructura de ficción creada a medida de cada cliente, adaptada a la cultura organizativa y en la que encajan como un guante, los conceptos que hay que aprender. El objetivo es trasladar la carga formativa a situaciones prácticas reales y fácilmente reconocibles por los empleados que se identifican con los personajes de ficción. El valor añadido es que se incorpora al espectador/usuario del curso, como un miembro más del equipo a través de la interacción y el gaming como en este trailer del curso interactivo El momento de la verdad.

En las tramas argumentales a las que hacíamos referencia, existía la figura del maestro y aunque el objetivo era el entretenimiento, los mensajes implícitos han perdurado en el tiempo y se han convertido, incluso, en coletillas como el famoso “Dar cera, pulir cera” o “Carpe Diem”.

Obviamente, los personajes en una web serie formativa son esenciales para conseguir el objetivo que es el aprendizaje. Pero, ¿cómo los construimos?

Lo primero que se decide es si en la producción se contará sólo con actores o si habrá “cameos” de empleados esenciales para el objetivo. Por ejemplo, un técnico que aporte peso a la formación; o un manager de área o el director general para darle un baño de “cultura de empresa”. Una vez definido este principio, se comienza con el casting tanto de actores como de empleados. Ulises Bermejo, socio de 2Cilindros, afirma que en ambos casos se hacen pruebas y se busca al que mejor encaje en el papel a representar. Además, se define si habrá un presentador/conductor de la formación que suele tener un perfil de periodista.

Los personajes se construyen igual que los del cine o las series. Se trabaja con RRHH en la definición de un perfil psicológico y se crea su estereotipo para que sea fácilmente identificable por los empleados de la empresa, como en los desarrollados para Repsol en el webinar interactivo Siempre alerta. En general siempre son rasgos en positivo para evitar conflictos y, además, se tienen en cuenta los valores corporativos de igualdad y diversidad de la compañía. Así, siempre suele estar el amante de las RRSS, el perfil Teki, el analógico, el que hace piña, el organizador, el pulcro, el ordenado… Los rasgos se estereotipan y se llevan al máximo para convertirlos en entrañables.

Cuando los personajes son clientes, se recurre también a los prototipos reconocibles por los empleados de la compañía: el quejoso, el despistado, el exigente…

Una vez definidos estos rasgos básicos de personalidad, se construye el personaje y se le atribuyen unas formas de expresión adaptadas a la cultura organizativa y al target de clientes. Además, se trabaja con los actores un arco de desarrollo del personaje a través del conflicto personal. Si es un cliente despistado, por ejemplo, a lo largo de la historia puede ir ganando seguridad por la atención que recibe.

Con matices diferenciales, en la mayor parte de la formación siempre aparecen clientes despistados e inseguros, Y empleados híper motivados, estresados e implicados. Y en cuanto a los jefes, bueno… el más convencional es el preocupado por el bienestar de su equipo.

¿Y qué más funciona? Pues como en toda buena historia el contrapunto cómico. El Sancho que acompaña a todo Quijote. Ese personaje secundario que saca partido al argumento, sirve de eco de los conflictos que van sucediendo y acompañan en todo momento al personaje serio. Es, al fin, el personaje sobre el que recae la parte de entretenimiento y que es muy útil para mantener la atención del usuario.

Crear programas formativos online de alto impacto y muy competitivos, es ya una realidad en muchas organizaciones de nuestro país. La revolución de la formación online está en marcha. ¿Quieres formar parte de ella?

 

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