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Las seis claves del aprendizaje por cortesía de Claude Shanon

¿Cuántas de las cosas que tuviste que memorizar durante la carrera han tenido una aplicación práctica en tu vida profesional? Esta sencilla pregunta resume uno de los retos, que de manera recurrente se plantean cuando se habla de educación: “Es necesario acercar la Universidad a la empresa”. Pero mientras siga el debate dialéctico y no se pase a la acción, la formación continua de los empleados será un pilar clave para la eficiencia, rentabilidad y competitividad de las organizaciones. Como profesional de RRHH, ¿Te hemos abrumado con esta dosis extra de responsabilidad?

En cualquier facultad de Ciencias de la Información, el punto de partida es que el alumno entienda cuáles son los elementos de la Teoría de la Comunicación, cuyas bases estableció en la primera mitad del siglo XX el matemático y criptógrafo estadounidense, Claude Shanon: Emisor, receptor, código, canal, mensaje y contexto. Lo que no te explican es que estos elementos están presentes en cualquier acto de comunicación y no sólo en los que tienen que ver con prensa, radio, televisión y redes sociales. Así que sí. En el ámbito de la formación, que es un tipo de comunicación, estos elementos juegan un papel esencial. Sólo si se tienen en cuenta, el desarrollo del plan de formación conseguirá sus objetivos de rentabilidad y un tsunami de efecto WOW que no dejará indiferente a nadie en la organización. Vamos por partes.

Emisor. La elección del formador es el primer punto de partida. Debe ser un profesional que tenga el conocimiento y que, además, tenga habilidad para transmitirlo de manera clara. Si, además, tiene buena reputación, su conocimiento será mejor valorado.

Receptor. Es el elemento más importante. Suena de Perogrullo si, pero muchas veces no se tiene en cuenta a la hora de preparar el plan de comunicación. Es decir: pensamos en qué materias queremos enseñar, pero no cómo son las personas a las que vamos a formar. Está claro que no es lo mismo tener una plantilla con una edad media de 30 años, que con una edad media de 48. O que esté compuesta por perfiles muy técnicos que por personal poco cualificado. Posiblemente, todos tengan que aprender, por ejemplo, inglés. Pero el tipo de “receptor” determina qué canal debemos utilizar, qué código y cuál debes ser el enfoque del mensaje.

Código. El plan de formación de una empresa es un tema muy serio. Además de la inversión económica, hay muchas horas de trabajo detrás de su elaboración y significará que los empleados deberán destinar tiempo de su jornada laboral a formarse, lo que implica un coste añadido. El objetivo de cualquier compañía es obtener un ROI mejorando los resultados de negocio. Y aquí es donde el código es la clave. RRHH debe tener muy bien identificada la esencia de la cultura de la organización y elegir un formato atractivo con más o menos humor, una dosis de intriga e incluso recurrir a los retos para generar emoción en el empleado. De esta forma se incentiva su atención, se genera engagement y se consigue orgullo de pertenencia. Puedes ver un ejemplo de la importancia del código aquí.

Canal. La realidad actual nos limita las opciones al entorno virtual. Pero en el mundo online hay infinitas posibilidades a tener en cuenta. Los formatos audiovisuales se complementan con herramientas de gamificación, motion grafhics, transmedia, realidad aumentada, infografías etc, convirtiéndose en un canal eficaz. Además permite la interactividad, el feedback en tiempo real y medir los resultados de una forma mucho más rápida y eficaz que la formación presencial tradicional.

Mensaje. El contenido es fundamental. Hay que huir de mitos clásicos tipo: “lo científico y técnico es aburrido” o “si es riguroso, es complicado”. Los contenidos deben adaptarse a las necesidades de conocimiento de la plantilla y deben transmitirse de forma amena, bien estructurada, sencilla y clara. De otra forma, el alumno se desconecta.

Contexto. En estos momentos es fundamental entender que lo virtual nos ha invadido como un tsunami. El teletrabajo nos obliga a estar conectados más tiempo a ordenador, al móvil, a la Tablet. Todos tenemos videoconferencias, videoreuniones… los viajes de trabajo que prácticamente han desaparecido estos meses, se reducirán al 40% una vez superada la pandemia, según estimaciones de la Fundación de Bill Gates. El elearning debe abrirse paso de forma diferenciada y eficaz para conseguir sus objetivos en esta vorágine de conectividad. Tener en cuenta este contexto, nos puede dar pistas de cómo debemos construir un programa atractivo y diferente de lo que se ha hecho hasta ahora.

Crear programas formativos online de alto impacto y muy competitivos, es ya una realidad en muchas organizaciones de nuestro país. La revolución de la formación online está en marcha. ¿Quieres formar parte de ella?

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